Riega la tierra en sequía, sana el corazón enfermo, lava las manchas, infunde calor de vida en el hielo, doma el espíritu indómito, guía al que tuerce el sendero. La vida consagrada ha sido siempre vista prevalentemente en maría, la virgen esposa. La persona consagrada, siguiendo las huellas de maría, nueva eva, manifiesta su fecundidad espiritual acogiendo la palabra. De ese amor virginal procede una fecundidad particular, que contribuye al nacimiento y crecimiento de la vida divina en los corazones.
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La vida consagrada ha sido siempre vista prevalentemente en maría, la virgen esposa.
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